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Portada del libro “Huffington Posts vs. New York Times ¿Qué ciberperiodismo? de Daniel Mazzone

 

Introducción

 

Del monólogo secuencial a la interacción aleatoria y fragmentaria

 

Las épocas de cambio insinúan tendencias a menudo contradictorias, que se terminan de comprender cuando el proceso ha culminado. La irrupción del ciberperiodismo descolocó al universo mediático y uno de los ámbitos de mayor turbulencia es la zona fronteriza de contacto entre editor y lector. Buena parte de las energías teóricas y prácticas que este proceso desencadenó, se despliegan en descifrar las demandas de los públicos, cuya ininteligibilidad proviene también de cierta renuencia a asumir y admitir que los medios, el periodismo, aportaron lo suyo en esta crisis. Vale decir; la cuestión no es única ni principalmente tecnológica. Ni cosa de audiencias caprichosas. En la actual situación han confluido procesos sociales –implosión del interés y el conocimiento común- tecnológicos –convergencia de las industrias de la telecomunicación, la informática y los medios-, y periodísticos –vulnerabilidades recientes y antiguas del periodismo de referencia.

 

 

La “implosión del interés general que empezó en los 70”, expresaba en realidad “la implosión del conocimiento común” de aquella sociedad cohesionada durante el siglo XIX  en que los diarios jugaron un rol decisivo. En la década de 1970, por el contrario, empezó “la potenciación de los nichos, no solamente como estructuras de mercado sino como estructuras de creencias, ideológicas y de comportamiento social, que tienen un paralelo con los barrios privados, las comunidades cerradas” (Boczkowski, 2006).

 

Dicho sea esto para destacar que los procesos sociales macro –que ambientan el cambio mediático en curso- preceden al cambio tecnológico. De modo que las innovaciones en el campo de lo mediático –las que se comprenden y las que todavía no terminan de decodificarse- no obedecen única ni principalmente al factor tecnológico, aunque sin éste tampoco hubieran sido posibles.

 

Según Eliseo Verón, la mediatización tiene tras de sí dos períodos bien diferenciados:

 

El “de las sociedades mediáticas” o sociedades industriales con medios de masas (siglo XIX en adelante); y el de las “sociedades industriales mediatizadas (que) emerge a medida que las prácticas institucionales de una sociedad mediática se transforman en profundidad porque existen los medios”. De modo que las actuales circunstancias se inscribirían en un “proceso de autonomización de los medios” que ubica cada vez en mayores dificultades a los sistemas políticos, al punto de que si esa autonomización de los medios respecto del sistema político se reforzara, ello indicaría “que estamos entrando en un período nuevo, que nos lleva más allá de la mediatización, tal como la conocimos hasta ahora” (2004, 225).

 

Si los procesos mediáticos conmueven todos los niveles de la sociedad, quiere decir que el abordaje del nuevo estadio requiere articular los niveles macro y médium ya mencionados. Sin embargo, a los efectos de la definición de una perspectiva de observación eficaz, “la novedad del sistema se captura genéricamente en el nivel micro”, es decir, en el plano del producto (Fernández, 2008, 13).

 

En ese plano, la apertura y cierre de proyectos, crecimientos vertiginosos y desapariciones no menos súbitas, informa de una fase todavía experimental para el género. Una de las plataformas exploradas para este trabajo fue la malograda red social española SOITU, nacida en diciembre de 2007, que tras reunir un millón de usuarios únicos, cerró en octubre de 2009. Fue una de tantas estructuras que desde el formato conversacional, buscó despegarse del monólogo asimétrico del editor ilustrado y su modalidad secuencial. Todavía se ignora cómo traducir con éxito las características imaginadas para un marco de gestión participativa. ¿Qué grados de centralización admite? O a la inversa, ¿qué grados de descentralización tolera un medio periodístico?

 

En la perspectiva micro del producto, un buen escenario para observar la evolución del nuevo género discursivo, parecía recortarse en el vigoroso crecimiento de The Huffington Post, nacido como blog en marzo de 2005, y desafiante de la primacía de un arquetipo del periodismo de referencia como The New York Times. También éste presentaba cifras de crecimiento intenso. Las preguntas comenzaron a reordenarse en torno a esas dos propuestas discursivas. La exploración previa de los soportes permitió registrar múltiples disparidades invariantes: selecciones temáticas con pocos puntos de contacto, retóricas visuales y lingüísticas con énfasis propios y posiciones enunciativas de orientación bifurcada, no obstante fungir, en términos amplios, en el mismo  segmento sociodemográfico.

 

El menú parecía servido. Por un lado, un diario nacido en 1851 que lanzó su cibermedio en 1994 y simboliza el periodismo tradicional de referencia, mientras realiza encarnizados esfuerzos por adaptarse a las nuevas condiciones. Por el otro, un cibermedio que en cuatro años se había ubicado en la décima posición del ranking mundial de Alexa en la categoría News, a tres posiciones del NYT (7), por encima de The Guardian (12), The Wall Street Journal (14), The Washington Post (17) y Los Angeles Times (18), parecía expresar un perfil innovador que prometía insumos de aproximación a la cocina del nuevo género discursivo.

 

Así estaban las cosas en febrero de 2010, cuando terminó la primera fase de esta investigación, que culminó en la tesis titulada “Imágenes del lector en el ciberperiodismo – Estudio comparativo de la discursividad de The New York Times y The Huffington Post”.

 

 

En estos dos años ocurrieron algunas novedades que justifican una actualización, porque la importancia –cuantitativa y cualitativamente hablando- del Huffington Post no ha dejado de crecer y porque las preguntas que abre ese protagonismo en aumento, siguen planteadas y abiertas como hace dos años. Examinarlas y ensayar algunas líneas de análisis sigue siendo una necesidad para quienes observamos con atención la evolución del ciberperiodismo.

 

Cambios entre 2010 y 2012 que acentúan la tendencia

 

Entre 2010 y 2012 ocurrieron algunos hechos que modificaron en parte el estado de las cosas en relación a 2010, si bien de ningún modo incidieron decisivamente en el tenor de las conclusiones. El Huffington Post fue comprado por America On Line (AOL) en 315 millones de dólares y su crecimiento, que a comienzos de 2010 era una tendencia, en 2012 se ha consolidado. El HP es una realidad en dirección a transformarse en un medio global que formula y rubrica acuerdos con casas periodísticas de primer orden como Le Monde, como acaba de ocurrir con el lnazamiento de la edición francesa del Huffington Post, el 23 de enero de 2012:

 

El mismo tipo de asociación se ha anunciado para la edición del HuffPost en español, con El País de Madrid. Y ya ha anunciado que aspira a aposentarse en una decena de capitales de países de punta e incluso emergentes como Brasil y Turquía.

 

 

Entre 2010 y 2012 no sólo se profundizaron las estrategias respectivas, sino que ambos cibermedios se transformaron en algo así como emblemas de dos modelos posibles, si bien no únicos. Resulta bastante evidente que el grueso del periodismo clásico observa con suma atención la experiencia del NYT, mientras que los innovadores del ciberperiodismo no pueden sino tener muy en cuenta el exitoso camino del HP. La estrategia de éste subyuga incluso a miembros de la elite del periodismo clásico, como el Grupo Prisa, que no sólo anunció su asociación con el HP para lanzar su edición en español, sino que incorporó a Arianna Huffington, co-fundadora del HP a la dirección del grupo editorial (ver El País.com, del 17 de mayo, 2011: “Arianna Huffington se incorpora al Consejo de EL PAÍS”). Por si había dudas, esta nominación y el posterior anuncio de la edición española del HP revela el significativo crecimiento y la proyección de la importancia del HP, incluso más allá del universo ciberperiodístico.

 

Resultó llamativo que el New York Times y el Huffington Post revistaran en la misma categoría –News- de uno de los medidores importantes de tráfico en internet como Alexa. La concurrencia a la que estamos habituados, entre productos P similares entre sí, como diarios multitarget, magazines de celebridades, o telediarios, se altera en este caso en que un cibermedio tradicional de referencia como el New York Times compite con un cibermedio alternativo de pertenencia en el segmento News. Parece toda una novedad del ciberperiodismo y se abordará como problema a lo largo de este trabajo.

 

Desde febrero de 2010 a febrero de 2012, la lábil situación del universo de los medios se movió en diversas direcciones y aportó algunos datos que permiten empezar a esbozar una respuesta. El medidor de tráfico Alexa ha subdividido la categoría News en 19 subcategorías, a saber:

 

Alternative (124), Analysis and Opinion, (397), Breaking News (99), By Region (0), By Subject (0), Chats and Forums (23), Colleges and Universities (851), Current Events (147), Directories (111), Extended Coverage (26), Internet Broadcasts (40), Magazines and E-zines (94), Media (1,969), Museums and Archives (60), Newspapers (3,451), Personalized News (15), Satire (93), Weather (198), Weblogs (136).

 

De ese modo, el NYT pasó a revistar en el primer lugar en la categoría News subcategoría Newspapers, y el HuffPo figura primero en la categoría News subcategoría Weblogs, con lo cual en parte queda zanjada, aunque formalmente, una incongruencia aparente de estos tiempos iniciales del ciberperiodismo.

 

Pero ¿se trata realmente de una incongruencia? ¿O acaso el ciberperiodismo se caracterizaría por alentar la competencia entre medios de distinta naturaleza? Si se asume que una característica de esta nueva época es la complementación de medios, –difícilmente existan usuarios lectores de un solo medio- parece natural que esta situación realmente existente en el plano de las opciones mediáticas se traslade a los ámbitos de medición y observación que atienden con interés quienes deben invertir sus dineros en campañas publicitarias.

 

De hecho algunos segmentos importantes de sus lectorados se superponen, lo cual quiere decir que pese a sus muy diferentes propuestas, trayectorias y metodologías, ambos se transforman en feroces competidores a la hora de lidiar por el tiempo de sus audiencias. Poco parece contar al momento del consumo, que uno de esos medios provenga del periodismo clásico y que posea una estructura de centenares de periodistas con la cual produce un tipo de información que –aun pese a algunos reiterados errores de los últimos años- ha llegado a transformarse en el periodismo de referencia por excelencia, mientras el otro, toma esa información con desparpajo, al punto de formular sus portadas con artículos y hasta notas editoriales del competidor.

 

No es éste el ámbito para dilucidar quién tiene la razón; ni podría ser el objeto de un trabajo de esta naturaleza establecer juicios del orden de la deontología periodística. Sí lo es, en cambio, procurar una descripción detallada de los procedimientos discursivos mediante los cuales, un viejo medio de referencia nacido con la revolución industrial, compite con un nuevo cibermedio que descree de la objetividad y la infalibilidad clásicas, y hace de la descarnada agregación de contenidos el núcleo de  su gestión.

 

Son circunstancias nuevas en las modalidades de producción del discurso de la información. De hecho, esta separación en dos subcategorías distintas –newspapers y weblogs- que busca imponer una lógica obvia de diferenciar, al menos provisoriamente a dos productos que operan según prácticas en varios aspectos opuestas, no logra disimular que esa desagregación se desdibuja en el plano del consumo, en el cual los usuarios adoptan diariamente sus decisiones. En las circunstancias concretas, parece surgir un tipo de usuario al que no le preocupa demasiado dónde ni cómo o quién produce los materiales informativos que consume, siempre que sus resultados sean confiables.

 

Pero además, la confrontación entre el Times y el HuffPost adquirió ribetes concretos cuando el 25 de octubre de 2011, aquel emitió una carta de desistimiento –cease and desist letter- para proteger su título Motherlode blog, de lo que juzga una copia del HP, que inauguró su Parentlode blog. En ese texto, The New York Times le dice al HuffPpost: “While we are flattered by your focus on our blog and your apparent fondness for its name, we obviously cannot permit you to adopt a name whose sole purpose is to create an association in the minds of readers with our ‘Motherlode’ blog. This is a transparent attempt to capitalize on the fame and reputation of the original nytimes.com.blog, and constitutes an obvious infringement of The Times rights under U. S. Trademark law”.

 

El Parentlode Blog del HP fue lanzado el 24 de octubre de 2011 por Lisa Belkin, quien se fue del Times precisamente en ese mismo mes de octubre, después de haber fundado el Motherlode Blog en 2008. Hasta el momento, el demandado HP, parece haber desestimado la intimación, dado que continúa emitiendo el Parentlode Blog, sobre temas de cuidado de los hijos y familia en general. La nueva situación podría indicar un cambio significativo, por cuanto el NYT no establecía contacto directo con el HP, más allá de que sus principales referentes no se ahorraban alusiones peyorativas hacia la forma de ejercer el periodismo por parte del HP en cuanta ocasión pública se les presentaba. Esta demanda parece constituir un punto de inflexión, un límite que el NYT no parece dispuesto a dejar trasponer. Quizá será la justicia quien ponga fin al diferendo, pero algo se ha movido y el enfrentamiento entre ambos medios ha alcanzado un nuevo estatus.

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