La discusión sobre el peso de los medios en los procesos constitutivos de la sociedad moderna todavía reclama una centralidad no suficientemente reconocida. La historia no es tan larga —los diarios generalistas datan, con alguna excepción, del siglo xix— y podría contribuir a comprender mejor la histórica tensión entre la política y el periodismo. Este artículo pretende situar en proceso esa relación, desde los tiempos del equívoco cuarto poder a las teorías de la influencia con su epítome en el agenda setting, hasta la actualidad en que la evidencia permite pensar al periodismo como contrapeso del poder. El texto se detiene en los casos emblemáticos de Dreyfus y Snowden, cuya separación en más de un siglo contribuye a establecer ese papel en la larga duración. El sistema de pesos y contrapesos que debemos a Montesquieu, con antecedentes en Aristóteles, se pensó para la mejor administración del poder, sin los medios. Una mirada retrospectiva podría concluir que necesariamente convergerían en algún punto del siempre extraño camino de la historia.

 

Accede desde AQUÍ al artículo completo publicado en la revista Diálogo Político (Fundación Konrad Adenauer) Nº1, Abril 2016

 

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